Fátima Blasco
La primera vez que viaje al Congo, creo que en el verano del 2006 fue con un grupo que formó un profesor del Bristish, al que yo conocía y que era amigo de Flavien. Ese año colaboramos en la escuela que Kivuvu tiene en Mikondo y allí fue donde conocí a Flavien, a Patricia y a la ONG.
Seguí yendo 8 veranos consecutivos más, colaborando en Mikondo y en Matari junto con otros distintos grupos de voluntarios.
Para mi es importante destacar que no vivíamos en la burbuja de los barrios exclusivos de la cooperacion internacional, la casa de Kivuvu está en pleno barrio de Mikondo, un barrio popular en el que compartíamos la vida con su gente, participando también de sus carencias de agua y luz.
Esta experiencia así vivida fue muy importante para mi y la recomiendo vivamente, conocer y vivir otras realidades abre el corazón y el pensamiento .
Recuerdo la convivencia entre los voluntarios, Flavien incluido, los desayunos en casa, las tertulias, las risas, los momentos difíciles, los viajes a Matari, todo suma.
Y recuerdo especialmente lo orgullosa que me sentí como madre el año que mi hija nos acompañó y colaboró como médica en Matari.
Quiero también hablar y mencionar a las personas, a los congoleños que allí conocí. Los trabajadores en las escuelas, en el hospital, la farmacia, la familia de Flavien, mi ahijada Ruth y su familia, su huella también forma parte de mi vida.
«…colaborar con Kivuvu fue una experiencia fantástica que debe ser vivida…..»
fatima blasco